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Aunque no es fácil aceptar la ausencia que nos deja la muerte de un ser querido, o la pérdida de nuestro cónyuge, aquí podrás entender cómo aprender a manejar el duelo. Además, cómo se puede continuar, aun siendo padre soltero de dos niñas.
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Extraño a mi esposa fallecida: ¿cómo manejar el duelo?
Reflexiones sobre el Duelo: Un Viaje de Amor y Pérdida
Han pasado ya seis meses desde que falleció la mujer que amaba, y desde el día en que partió, no he dejado de extrañarla. Es difícil no sentir su ausencia, ya que éramos inseparables. Aún conservo algunas de sus pertenencias, y cada vez que las veo, evoco su recuerdo y el dolor de no tenerla a mi lado.
Al dormir, mi subconsciente, que todavía no acepta su partida, me regala sueños en los que ella está presente, compartiendo momentos y hablando conmigo. Sin embargo, al despertar y darme cuenta de que ya no está, la tristeza me invade, deseando volver a dormir solo para volver a verla, aunque sea en sueños.
Al despertar, ese vacío transforma mi vida en una profunda desolación, que yo llamaría tristeza profunda. Esta sensación está tan arraigada en mi alma que no me permite ver más allá de mi entorno. Es como una nube gris que me impide avanzar. A pesar de mis esfuerzos por aceptar la realidad y vivir el día a día, el dolor causado por su ausencia siempre vuelve a mí. Este es el duelo, algo que nunca antes había experimentado en tal magnitud.
Sin embargo, trato de ignorar la tristeza y mantener una actitud positiva, especialmente por mis dos hijas, por quienes debo luchar. Pero hay momentos en los que no puedo controlar el bajón anímico, y sus recuerdos me llevan a la nostalgia, oscureciendo mi día.
¿Alguna vez se irá esta tristeza por mi esposa fallecida?
A veces temo que esta tristeza profunda se quede conmigo para siempre. En ocasiones, siento que me susurra: "¡Hey! No puedes ser feliz, la persona que tanto amabas se fue y no volverá". Es como si mi ser estuviese atado a la tristeza, como si la nostalgia dejada por este duelo gobernara mi vida.
Esta tristeza, además, se entrelaza con otras emociones: enojo, culpa y ansiedad. También se manifiesta físicamente a través de una presión en el pecho, ahogo, náuseas, dolor de cabeza y noches de insomnio, lo que me lleva a pensar que superar esta tristeza no será fácil.
Con el paso de los días, me doy cuenta de que el tiempo se convierte en mi mejor aliado. Es el único que puede ayudarme a sobrellevar el duelo por mi esposa. Vivir cada día y sentir las emociones que surgen es parte del proceso de sanación.
Cuanto más profundo es el apego a la persona fallecida, más intensas serán las emociones de tristeza y nostalgia que sus recuerdos evocan en nosotros, y más tiempo tardaremos en procesar esas emociones. Sin embargo, el tiempo es la clave para superar la pérdida de un cónyuge.
¿Cómo lidio con mis emociones?
Como mencioné antes, los recuerdos de la persona fallecida traen consigo una montaña de emociones. Al principio, no sabemos cómo gestionarlas, pero pronto descubrimos que estas emociones son herramientas útiles para enfrentar la tristeza.
Es un proceso de confrontación inconsciente: el enojo aparece y, al principio, reaccionamos con desdén hacia quienes nos rodean. Sin embargo, con el tiempo, si asumimos estas reacciones de manera adecuada, podremos adaptarnos mejor a la vida en duelo.
Nos apoyamos en los momentos compartidos con la persona fallecida, evocando emociones que nos llevan a reaccionar y decidir en esos instantes de melancolía. Lo peor que podemos hacer es quedarnos en la negación y no enfrentar la realidad de que ese ser amado se ha ido.
¿Cómo dominar la tristeza que deja la muerte de un ser querido?
Para superar la tristeza de manera efectiva, es crucial vivir las etapas del duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Creo que, al extrañar tanto a esa persona, aún me encuentro en la etapa de negación. Aunque intento aceptar la situación, me muevo entre estas etapas y lucho por alcanzar la aceptación, que es esencial para evitar un duelo patológico.
La tristeza solo desaparecerá si manejamos adecuadamente cada etapa del duelo. Cuando aprendamos a aceptar que esa persona se ha ido, podremos "dominar" la tristeza.
Soy un fiel creyente de la frase: "El dolor de perder a un ser querido nunca se va. Se aprende a vivir con él". Aceptar no es fácil, pero es necesario. Hay que soltar, despedirse y dejar ir. No se puede vivir atrapado en el dolor de la pérdida. A la larga, eso solo nos hará más daño y afectará a quienes nos rodean.
¿Cómo continuar con mi vida y aceptar la muerte de esa persona amada?
Mi esposa era joven, tenía solo 33 años, y falleció debido a una ruptura espontánea de una arteria del corazón (SCAD). Aún no se comprende completamente por qué ocurre esta condición. Su partida llegó en el momento más difícil de mi vida: me dejó solo con nuestras dos pequeñas, una de tan solo 20 días de nacida y otra de 2 años y medio
Los padres saben que la crianza en esos primeros años es una de las etapas más desafiantes. No podía creer que mi esposa había fallecido y que me había dejado con dos niñas. Ella estaba llena de vida, era una mujer educada y tenía sueños de ayudar a encontrar curas y vacunas. Cuando ella falleció, nuestros sueños familiares murieron con ella.
Pasé por las etapas de negación e ira en los primeros meses. "¿Por qué a mí?". Luego, pasé a la negociación y la depresión, integrando la tristeza en mi vida y buscando apaciguar ese dolor con más dolor.
Aprendí que estos comportamientos son normales, pero llega un momento en que debemos decidir avanzar. Aunque estos sentimientos estén justificados en un duelo, pueden afectar nuestra salud mental y nuestras relaciones sociales.
Mis hijas me han ayudado a movilizarme hacia la aceptación. No quiero decir que haya llegado a la aceptación total o que ya no extrañe a mi esposa. Al contrario, hay momentos en los que vuelvo a la negación, pero trato de vivir en aceptación por mis hijas y porque he entendido que la mejor manera de honrar la vida de esa mujer amada es seguir adelante y no dejarme vencer por su partida.
Mientras mejor maneje mi duelo, más fácil será acompañar a mis hijas cuando les toque entender que han perdido a su madre y comiencen a elaborar su propio duelo. Mi tarea será modelar adecuadamente el duelo para ellas, porque también deben vivirlo, y si logro hacerlo bien, ellas también lo conseguirán.
¿Cómo puedes continuar sin esa persona?
Aceptar la pérdida es doloroso, y esa es la parte más difícil. Sin embargo, cuando permitimos que el tiempo nos moldee, confrontamos la situación y aceptamos la realidad tal como es, es en ese momento cuando entendemos que no todo ha terminado. Esa persona se ha ido, pero no sus recuerdos.
Mis hijas son el mejor legado que ella me dejó. Debemos aferrarnos a esos momentos hermosos. Ella alguna vez me dijo: "Quiero ir a Hawái, quiero abrir un café..." Así que, ¿por qué no tomar la decisión de vivir esos momentos que a ella le hubiesen gustado y hacer realidad sus sueños?
Sé que, si los roles se hubiesen invertido, no querría ver a mi esposa llorando desconsolada. Tampoco querría que perdiera su propósito en la vida, ni que dejara de soñar.
Así que decido continuar viviendo por ella, por su legado y por nuestras hijas.
A ti que estás leyendo, si has perdido a alguien querido, si sufres por la muerte de tu esposa o de tu cónyuge, estoy seguro de que ese ser amado no querría verte llorar más. Ve y disfruta de aquello que esa persona disfrutaba. Hazlo en honor a ellos. No hay nada más hermoso y sanador que honrar su vida y su legado recordándolos con alegría y haciendo realidad sus sueños.
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