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Aunque no es fácil aceptar la ausencia que nos deja la muerte de un ser querido, o la pérdida de nuestro cónyuge, aquí podrás entender cómo aprender a manejar el duelo. Además, cómo se puede continuar, aun siendo padre soltero de dos niñas.
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El dolor cuando muere un ser querido
La intensidad del dolor en el duelo
La intensidad del dolor que sentimos al perder a un ser querido depende en gran medida del tipo de relación que teníamos con esa persona. Cuanto más cercana era la conexión, más profunda será la herida que deja su ausencia. Además, algunas personas son más sensibles al dolor que otras, lo que influye en la forma en que enfrentan el duelo.
Este fenómeno se conoce como "el umbral del dolor", un concepto que hace referencia a la capacidad de cada individuo para tolerar el sufrimiento, ya sea físico o emocional. En una misma situación de pérdida, el dolor puede variar desde una sensación mínima hasta una experiencia insoportable, dependiendo de la personalidad y la fortaleza emocional de cada persona.
El impacto de la pérdida de mi esposa
A lo largo de mi vida, ya había experimentado la pérdida de seres queridos. Perdí a mi única abuela cuando era joven, a mi hermano mayor cuando él tenía 45 años, y también a varios tíos. Aunque cada una de estas despedidas dejó un vacío en mi vida, ninguna se compara con el dolor que sentí al perder a mi esposa.
¿Por qué su muerte fue tan devastadora para mí?
Ella no solo era mi compañera de vida, sino también mi amante, mi mejor amiga y la madre de mis hijas. Tenía solo 33 años, acababa de graduarse de la universidad y juntos habíamos construido sueños y proyectos. Queríamos formar una familia con cuatro hijos, tener nuestra casa propia, desarrollarnos profesionalmente y crear una fundación sin ánimo de lucro para ayudar a otros. De un momento a otro, todos esos sueños murieron con ella. O al menos, así lo pensé en los primeros meses después de su partida.
El dolor afectó profundamente mi vida, sobre todo en el aspecto psicológico. A nivel físico, la angustia se manifestaba con síntomas intensos e insoportables. La psicología del dolor explica que, en mi caso, el umbral de tolerancia era muy bajo, lo que hizo que la pérdida fuera aún más difícil de manejar.
El duelo desde la psicología del dolor
La psicología del dolor identifica tres componentes clave en la experiencia del sufrimiento:
Componente sensorial: Se refiere a la respuesta física al dolor, como cefaleas, molestias gástricas y otros síntomas provocados por el desgaste emocional.
Componente cognitivo: Es la interpretación personal que damos a la pérdida. En mi caso, el pensamiento recurrente era: “Mis hijas se quedaron sin mamá”.
Componente subjetivo-emocional: Está relacionado con la percepción individual del dolor, influida por nuestras creencias y experiencias previas. Por ejemplo, yo creía firmemente que una familia debía estar compuesta por papá, mamá e hijos. Me costaba aceptar que una familia también puede formarse con un padre y sus hijos, aunque la madre ya no esté.
Lee también: Extraño a mi esposa fallecida: ¿cómo manejar el luto?
El dolor que sentí al perder a mi esposa fue tan intenso que nunca imaginé que podría volver a enfrentar la vida, al menos no sin ella. Todos los sueños por los que habíamos luchado se desvanecieron en un abrir y cerrar de ojos.
No solo eso, pasé de dormir acompañado a hacerlo solo. Me despertaba sin tener a quién abrazar, deseando poder revivir aquellas conversaciones matutinas mientras tomábamos café juntos. Todo desapareció.
Recuerdo claramente que las primeras semanas después de su partida, en realidad no era yo. Era como un espectro que simplemente transitaba por la vida, robando el aire de los demás. Incluso respirar se volvió un esfuerzo, debido a mi bajo umbral de dolor.
Hubo personas que entablaron conversaciones conmigo, pero ya no recuerdo nada de lo que me dijeron. Aquellos que me ayudaron en su momento, aunque yo no tenía la cabeza para agradecérselos. Ya nada tenía sentido para mí.
Sin embargo, lo que quedó fue la tarea de cuidar a dos niñas pequeñas.
Al principio, esa tarea era abrumadora, porque no solo debía cargar con mi propio dolor, sino también con el de mi hija de dos años, que constantemente preguntaba por su mamá. Además, tenía que hacerme cargo de una bebé de pocos meses. Todo esto se convirtió en un dolor aún más profundo, que parecía no tener fin.
¿Cómo encontrar sentido a la vida cuando muere un ser querido?
Como compartí en otro de mis blogs, fue necesario buscar ayuda para poder enfrentar este dolor. Algo que se recomienda cuando estás atravesando un duelo es dedicarte tiempo a ti mismo para poder reconocer lo que estás viviendo.
Durante ese tiempo, comprendí que, cuando muere un ser querido, en el fondo siempre se encuentra una motivación para seguir adelante. En mi caso, esa motivación fueron mis hijas. No sé qué habría sido de mí si ellas no hubieran estado allí.
Esto me hace entender que, cuando existe un motivo para vivir, por más difícil que sea la situación, esa razón te ayudará a levantarte. Como dice la frase de Nietzsche: "Quien tiene un por qué para vivir, encontrará casi siempre el cómo".
Esta cita reconoce la importancia de encontrar sentido en las situaciones que enfrentamos como seres humanos. Los seres humanos siempre estamos orientados hacia una meta, un propósito o un proyecto. Ese es nuestro diseño original.
No olvides tus metas y propósitos
Aunque perder a un ser querido cambia completamente el rumbo de nuestra vida, es fundamental no olvidar esos propósitos, metas y logros.
Las herramientas para lograr estos objetivos están a tu alrededor: el amor de tu familia cercana, tus mejores amigos, tu trabajo, tus estudios, en fin… Todo aquello que te motive a seguir es una herramienta.
En este caso, el esfuerzo es esencial. No puedes permitir que tus planes se estanquen contigo. La vida continúa, y estoy seguro de que a esas personas que ya no están con nosotros no les gustaría vernos llorando todo el tiempo por ellos. Al contrario, les gustaría vernos triunfar.
Eso, de alguna manera, honra la memoria de los que ya no están.
El proceso de duelo
Hay que reconocer que los primeros meses del duelo son los más difíciles de procesar. Extrañarás a esa persona, querrás verla, hablar con ella. De alguna manera, querrás continuar viviendo esa vida que tenías, y es difícil aceptar que eso ya no sucederá.
Es necesario hacerse a la idea de que esa persona se fue y no va a volver. Me gustaría decir que existe una pócima mágica que te permita deshacerte del dolor, pero la única manera de superarlo realmente es enfrentándolo y atravesándolo.
Cada parte de ese proceso es esencial para determinar si te quedas estancado en el duelo (lo que comúnmente se conoce como duelo patológico) o si decides avanzar y darle una nueva oportunidad a tu vida.
Cuando muere un ser querido, también es importante tomar decisiones. Después de seis meses de llorar por mi esposa fallecida, hoy decido no llorar más. Cada vez que lamentaba su partida, realmente me hacía mucho daño. Mis días se volvían más tristes y amargos.
Así que tomé la decisión de continuar con nuestros sueños, aquellos que compartimos juntos. Esto me ayudó a encontrar paz en medio de la tormenta. Tomé la decisión de honrar su vida. Por ejemplo, el día de su cumpleaños, fuimos a comer comida japonesa, que era la que más le gustaba.
Al final de todo, las herramientas más importantes están a tu alrededor. La decisión de seguir adelante será fundamental para sanar este dolor.
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